viernes, 29 de marzo de 2013

¿QUIERES PASAR MIEDO? por Daniel Azcárate González

Llega un día en el que miras al frente y la ves, de pie, mirándote. La Parca. Te sonríe y te tiende la mano. Desconcertado, levantas tu mano y se la das; notas el frío, pero ya es tarde. Entonces te das cuenta de que todos recorremos un camino distinto, pero nos dirigimos inevitablemente al mismo destino.
Era un día lluvioso, uno más en la vieja Inglaterra, y Dani esperaba en el aeropuerto la llamada para embarcar. Iba acompañado de Álex y Óscar, y su viaje no era cuestión de ocio. Subieron al avión, rumbo a Irlanda, un lugar perfecto para grabar su programa por su conocida tradición esotérica. El programa de los chicos se encarga de cubrir noticias extrañas y/o sobrenaturales, y los jefes no estaban contentos con las últimas entregas, así que debían hacer algo grande.
El avión aterrizó sin problemas. Desembarcamos emocionados, aunque Dani no parecía tenerlas todas consigo y movía la cabeza vagamente al son de la canción que sonaba en su idop: "Cementeries of London". Su idea era pasar toda una noche en una pequeña casa ubicada en una pequeña campiña. La casa, pese a tener dos pisos, no era tan grande como suele ser una casa de campo corriente, pero... ¿Acaso importaba eso? Al llegar dejaron todo el equipo en el suelo y se pusieron a prepararlo todo. Dani se dispuso a abrir la puerta, y el contacto con el pomo le hizo recordar todas las anécdotas horribles que les explicó el propietario de la casa e, inconscientemente, remarcó la frase: "Sea lo que sea que haya ahí dentro, no le gustan las visitas".
Por un momento, sintió que este no era uno más de sus reportajes ñoños, como el del Yeti o el monstruo de Dover, todo mentiras y engaños. Pero esta vez un escalofrío muy real recorrió su cuerpo. Apretó el pomo con fuerza, le sudaban las manos y temblaba. Tenía miedo de abrir, pero su cuerpo se movía solo, su vista nerviosa buscaba algo que le reconfortara, pero todo era espeluznante. Un chirrido avisaba de la apertura inminente de la puerta y, en un abrir y cerrar de ojos, estaba abierta de par en par. Se adentraron en el vestíbulo muy lentamente, y, cuando ya habían recorrido una distancia, se oyeron pasos corriendo por el segundo piso. El grupo se sorprendió sobremanera y, agarrando una cámara, subieron arriba como alma que lleva el diablo a intentar documentar algo útil para su programa. Anduvieron largo rato por la estancia, pero sin resultado. Decidieron dejar grabando una grabadora digital por si se diera el caso de alguna psicofonía, y bajaron a preparar el equipo y las cámaras estáticas. Al cabo de quince minutos la grabadora consiguió captar una voz femenina que decía lo siguiente: "I'm special".
Los chicos pusieron cámaras estáticas en las estancias que, según el dueño, había mayor actividad paranormal. Según él, la casa se remontaba al siglo XIX, época de práctica de artes paganas y caza de brujas. La casa era propiedad de Annis McElrow, una de las brujas más significativas de la historia irlandesa, conocida incluso en Gran Bretaña como Black Annis, una ogresa que raptaba y devoraba niños, y que se sentaba a descansar sobre la pila de huesos que acumulaba delante de su gruta. La historia de Annis no iba tan lejos de la historia ficticia, ya que fue condenada de brujería por atraer a niños del pueblo a su casa y tomarles muestras de sangre que utilizaría luego en rituales y aquelarres.
La casa conservaba su aspecto y estrutura de antaño, imperecedera y resistente al clima de las Islas británicas. Habían intentado restaurarla antes, pero ciertos "inconvenientes" impidieron proseguir con ello. Según los obreros, había algo que no les dejaba hacer su trabajo, y llegaron incluso a empujar a uno de ellos por las escaleras. Esto no amedrentaba al equipo, aunque no podían evitar estar inquietos.
La noche cayó al fin, y empezaron con el encierro. Cada uno llevaba una cámara de visión nocturna, varias grabadoras de voz y un artilugio muy curioso, al que llamaban "Diccionario". Se trataba de un aparato con una base de datos llena de palabras que pueden manipularse y seleccionarse con energía electromagnética, que es algo que se cree que liberan los fantasmas y que les ayudan a comunicarse con el portador. Si alguien o algo quería comunicarse con ellos esa noche solo tenía que manipular esa base de datos. También llevaban con ellos "objetos desencadenantes", que son objetos diversos que el ente puede reconocer y que le insta a manifestarse. Tan solo con empezar a moverse, escucharon unos pasos y un portazo en el piso superior. De nuevo se manifestaba.
Subieron las escaleras, corriendo, sin que les frenara el miedo ni esas risas incorpóreas que coreaban de fondo. Era una risa femenina, aterradora. De nuevo estaban arriba y no había nada. Decidieron que el piso de arriba era mucho más activo en lo paranormal y empezaron por allí. Álex cogió una escalera de obra y la apoyó contra una viga, intentando así simular la obra que por motivos extraños no puedo realizarse. Dani, por otra parte, tenía el "Diccionario" encendido. Segundos después de colocar las escaleras algo accionó el "Diccionario" y dijo: "Remove".
- ¿El qué?, preguntaron.
- "Stars".
Al ver que recibían información inteligente le siguieron el hilo.
- ¿Qué nos harás si no la quitamos? ¿Lo mismo que a esos obreros?
- "Yell".
Todos se quedaron callados de golpe sin atreverse a hablar, pero Óscar, en un esfuerzo dijo:
- Adelante, grita. No por eso nos vamos a ir.
En ese instante se oyó un grito desgarrador y aterrador, tan profundo como la noche y tan punzante como un cuchillo. Provenía del piso de abajo y fue acompañado de un portazo ensordecedor. Se oyeron pasos muy fuertes desde la cocina al salón y de allí a las escaleras. Parecía que iban a partirse los escalones. Los pasos eran de alguien furioso, golpeaban el suelo con la determinación de un depredador acercándose a su presa. Cada vez retumbaban más cerca y, en el quicio de la puerta..., se paró. Pero solo los pasos. Todo el aire de la sala vibraba y el aire era gélido. Se escuchó claramente: "Go out". Se desvaneció.
El equipo decidió que se separaría: Dani iría al ático, óscar se quedaría en el segundo piso y Álex, al sótano. Este último bajó las escaleras del sótano con ciertas dificultades, ya que estaba todo a oscuras. Preparó los utensilios necesarios y se sentó en una silla con una grabadora de voz al lado. Empezó a hablar preguntando cosas como quién eres, cuánto tiempo llevas aquí, cómo moriste... Al cabo de un rato, sin respuesta, se empezaron a escuchar cosas. Una especie de..., ¿cántico? No. Más bien eran sollozos. Sonaba como un puñado de niños llorando de miedo. En ese momento recordó la oscura historia de Black Annis y se dio cuenta de que aquellos niños de la historia..., nunca volvieron a sus casas. Y allí se quedó, quieto, y notó como la pena le imbuía.
En la segunda planta, Óscar comenzaba a estar inquieto desde hacía un rato. La habitación estaba llena de susurros espectrales. No eran tanto voces, sino murmullos en la sombra, tan débiles que ciertamente no se sabía si era sonido real o cuestión de su imaginación. Mala era la suerte de Óscar, rodeado de Íncubos, entes residuales encerrados allí, fruto de diversos rituales de brujería celebrados siglos atrás. Los Íncubos son el resultado de un ser oscuro con un humano; son seres viciosos y lujuriosos que toman el cuerpo de la gente mientras duerme y mantiene relaciones con él. Mediante el acto, obtiene energía necesaria para estabilizarse, y pueden llegar a absorberla hasta matar a su presa. Lleno de pánico, Óscar huyó, y maldita la oscuridad que le hizo caer escaleras abajo quedando inconsciente.
Dani cerró la puerta del ático. Un frío le recorrió. Lo atribuyó a la humedad del lugar, un amasijo de piedra y madera que coronaba la casa. Las vigas llenas de musgo dejaban caer de vez en cuando una fría gota nacida de la condensación de la mano de Dani. Solo quedaban unas horas para que el dueño volviese a abrirles la puerta, pero se le estaba haciendo eterno. En un intento de vencer sus miedos, Dani gritó:
- ¡Vamos! ¡Aquí me tienes! ¡Pégame, dame pruebas de que eres real!
A lo que algo respondió al momento:
- "Don't tempt me".
Dani luchó en su interior por no parecer asustado, pero no debió surtir efecto, ya que una gran risa incorpórea llenó la habitación y concluyó con un "go out!". "No me iré", replicó con unas ganas tremendas de marcharse para no volver. Se oyó un ruido detrás suyo y, solo con volverse, un gran vendaval le golpeó en la cara y cayó al suelo. Se levantó. vio ante sí una figura horrorosa: una mujer altísima, muy delgada, con un enmarañado pelo que tapaba su tez blanca espectral. Era realmente enorme y su encorvada espalda daba la sensación de que se abalanzaría rápidamente sobre cualquier presa en un ataque ineludible. Llevaba un vestido blanco, diría harapiento si no fuese porque más que tela parecía hecho de humo. Habló. Era la misma voz que llevaba escuchando toda la noche. Dijo:
- "Let me show..."-, y agarró a Dani por el cuello. Notaba la presión de sus manos sobre su piel; ni siquiera podía forcejear, era inevitable. Annis se acercó a su oreja y concluyó:
- "Your destiny".
Dani abrió los ojos. Estaba en el ático rodeado de sonidos de golpes por todas partes. ¿Había sido un sueño? "Una forma de comunicarse con él", pensó. Se puso de pie. Súbitamente, unas manos invisibles se aferraron a su cuello. No podía ser verdad. Dani empezó a temblar. Su primer instinto fue intentar zafarse de su agresor, pero no conseguía agarrar nada. En un desesperado intento de sobrevivir, se tiró al suelo. La presión desapareció. Fue corriendo hacia la puerta del ático y salió. La casa entera era un infierno: mil golpes azotaban las castigadas paredes coreadas por las carcajadas siniestras de Annis. Se oyeron firmes pasos detrás de Dani, como los que antes oyeron subiendo las escaleras. No parecía que fuese a dejar escapar a su presa. Corrió escaleras abajo, ignorando el cuerpo inerte de Óscar que yacía en el suelo con una grotesca deformación en la parte de la nuca debido al golpe. Los pasos, siempre acompañados por las risas, ya bajaban el primer peldaño y se escuchó "your destiny", de nuevo. Dani reventó la cerradura con el paragüero de la entrada y salió fuera. Libre por fin. Corrió para alejarse de esa horrible casa.
Sonó un golpe. El cuerpo de Dani yacía en el suelo bajo el todoterreno del propietario de la casa, que venía a abrirles, como acordaron antes del encierro.
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Llega un día en el que miras al frente y la ves, de pie, mirándote. La Parca. Te sonríe y te tiende la mano. Desconcertado, levantas tu mano y se la das; notas el frío, pero ya es tarde. Entonces, te das cuenta de que todos recorremos un camino distinto, pero nos dirigimos inevitablemente al mismo destino.

DANIEL AZCÁRATE GONZÁLEZ
CURSO DE ACCESO A GRADO SUPERIOR



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