viernes, 29 de marzo de 2013

"SI ME QUIERE, QUE ME BUSQUE" por Francesc Siurana Navea

"Si me quiere, que me busque...". Esta frase me la repetía día tras día una amiga mía cuando su novio la dejó. Sinceramente, no entendía esa frase, aunque ella me decía que lo que significaba era que, si alguien la quería, tenía que buscarla y hacer todo lo posible por conquistarla, sea como sea, y con las armas que quisiera. Pero supongo que me la repetía día tras día, ya que estaba ciega de amor. 
Ella escuchó rumores de que la persona que quería tanto y con la que quería pasar las etapas más bonitas de su vida, la dejó porque encontró a otra chica. Ella pensaba que era mejor que ella en todos los sentidos; ella siempre se "rallaba" cuando veía fotografías de su amor besándose con otra chica que no fuese ella. Pero yo siempre le decía que no le buscase más respuestas a todos sus disgustos, que le dejó porque no sabía valorarla; que ella era única, que encontraría a alguien mejor... Me decía que no, que no era bella, que era estúpida y tonta. Yo siempre le intentaba contradecir en todo, ya que pensaba que era la persona más hermosa y especial que había conocido en mi existencia. Ella me decía que yo era la mejor persona que conocía y que se lo pasaba muy bien conmigo; las tardes eran rápidas, y, cuando me iba a mi casa y ella a la suya, empezaba a llorar. Cada noche más que la anterior.
No entendía por qué se tuvo que enamorar de un chico que casi ni conocía, que nunca mostraba interés hacia ella y que siempre intentaba coquetear con todas las chicas que había a su alrededor; que era infiel, que apenas le demostraba lo que él la quería y que además se fue de su lado por otra... Ella me decía que no entendía el porqué de su enamoramiento hacia él, pues no era una decisión suya enamorarse de alguien, simplemente era un acto natural que le sucedió.
Yo intentaba animarla como fuera, pero mis intentos de hacer de su vida algo mejor eran fallidos. Le pedí que me dijera lo que significaba la frase que siempre me repetía y, una tarde, a solas, me explicó ese chico para ella no era tan especial como yo pensaba. No la entendí y me hizo pensar lo contrario. ¿Por qué?, le preguntaba yo con ansias de saber la verdad. ¿Por qué me mentía? Yo era como un hermano, un buen amigo... Hice todo lo posible para que de sus labios saliera una sonrisa, aunque fuera unos segundos de felicidad. Le exigí una respuesta en ese mismo momento.
Con ironía, me respondió: "¿Nunca te has dado cuenta de lo que te quiero? ¿No te acuerdas de las veces que pasaba a tu lado apoyada sobre tu hombro, poniendo excusas de mis penas solo para poder acariciarte suavemente? ¿Nunca has notado cómo me quedaba minutos abrazada a tu cuerpo? ¿Nunca has visto la sonrisa que ponía cuando te veía?..." Yo no me di cuenta de que entre ella y yo había algo más que una buena amistad. Cuando la miré con otros ojos, empezamos una relación.
Mis días con ella fueron los mejores. Pero como dicen, "lo bueno dura poco". De repente un día ella se fue de mi lado sin ninguna explicación razonable, dejándome en la soledad. Pasé un par de meses mal, meses de lamentos y de desesperación. Pero, levanté cabeza y decidí una cosa: no iba a buscar a otra persona con la que pasar mis momentos de felicidad, de alegrías, de tristezas, de lamentos..., sino que iba a hacer lo contrario, es decir, iba a dejar pasar el tiempo hasta que el destino me engarzara con la persona que completaría el rompecabezas de mi vida, la última pieza de mi puzzle.

FRANCESC SIURANA
3º ESO B

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