viernes, 2 de noviembre de 2012

COMENTARIO SONETO DE GÓNGORA ("De una dama que, quitándose una sortija, se picó con un alfiler") por Cristina López Villar


DE UNA DAMA QUE, QUITÁNDOSE UNA SORTIJA, SE PICÓ CON UN ALFILER

Prisión del nácar era articulado
(de mi firmeza un émulo luciente)
un dïamante, ingenïosamente
en oro también él aprisionado.

Clori, pues, que su dedo apremïado
de metal, aun precioso, no consiente,
gallarda un día, sobre impacïente,
lo redimió del vínculo dorado.

Mas, ay, que invïdioso latón breve
en los cristales de su bella mano
sacrílego divina sangre bebe:

púrpura ilustró menos indïano
marfil, invidïosa, sobre nieve
claveles deshojó la Aurora en vano.

El soneto, "De una dama que, quitándose una sortija, se picó con un alfiler", es un texto independiente que pertenece al género lírico. El autor, Luis de Góngora, pertenece al XVII. Vivió en su ciudad natal de los beneficios eclesiásticos que le cedió su tío materno y, en sus últimos años, ya sacerdote de la Capellanía Real. Pasó una breve estancia en Valladolid, en 1603, donde se enemistó con el joven Quevedo, y también residió en Madrid, en 1609.
La obra de Góngora consta de poemas populares (romances y letrillas) y poemas cultos: canciones, sonetos y tres grandes poemas (Fábula de Polifemo y Galatea, Las Soledades y Panegírico al Duque de Lerma). Es autor también de dos comedias. Se conservan algunas cartas sobre crítica literaria y un epistolario muy interesante para conocer mejor las angustias económicas de Góngora. 
Con este autor, la lengua castellana alcanza una capacidad expresiva inigualada. Mantiene formas, temas y mitos renacentistas, pero los adapta a su sensibilidad y estilo. Su verdadera materia es la lengua poética, y sus obras serán un claro ejemplo. Es un autor culterano, al contrario que Quevedo (conceptista), aunque también se le puede llamar a este estilo "gongorismo", pues se identifica con los recursos utilizados por Góngora en sus dos grandes poemas: embellecimiento de la realidad a través de metáforas e imágenes y uso continuado de recursos, tales como la sintaxis latinizante, cultismos, numerosas alusiones a la mitología y a la tradición clásica en general. 
No obstante, se podría hablar de dos estilos en Góngora. En el primer estilo, el autor muestra una poesía fresca, juvenil, popular, sencilla... Esta época corresponde con su etapa de juventud. El segundo estilo, en cambio, ya en plena madurez, se sitúa a partir de 1612. Esta etapa se caracteriza por se una poesía más difícil y más oscura. Es la época, pues, de los sonetos, la Fabula de Polifemo y Galatea y Las Soledades. En este periodo situaríamos el soneto a comentar, "De una dama que, quitándose una sortija, se picó con un alfiler", razón por la que lo insertaremos dentro de su estilo más culterano, al ser un poema rebuscado y muy trabajado.
El poeta nos advierte del asunto en el propio título del poema: el yo poético, cortejador de una tal Clori, relata cómo su dama, al quitarse una sortija regalada por él, se pincha con un alfiler. Dado un asunto, aparentemente, banal, Góngora embellece de tal manera el poema que ilustra esa obsesión por la lengua poética y la manera de enriquecer la realidad. De ahí, que, sin duda, es la propia lengua poética el tema del poema.
El texto se puede dividir en dos apartados. Los dos primeros cuartetos formarían la primera parte de la estructura. Aquí el poeta describe el anillo en el dedo de Clori. En los dos tercetos (segundo apartado) relata cuando Clori se pincha con el alfiler y la herida provocada por éste. Esta segunda parte viene marcada por la adversativa "mas".
Góngora, a partir de un soneto, de claro origen italianizante, construye una magnífica pieza poética. Este poema está formado por dos cuartetos y dos tercetos encadenados, endecasílabos (arte mayor), de rima consonante, y cuyo esquema métrico de disposición de la rima sería ABBA ABBA CDC DCD. Hemos de destacar el cuidado formal del poema, puesto que el propio autor, gracias al uso de la diéresis, fuerza la métrica para conseguir los versos endecasílabos ("ingenïosamente", v. 3; "apremïado", v. 5; invïdiosa, v. 9; indïano, v. 12). La forma, pues, es perfecta. Y es más perfecta aún cuando está en consonancia con el sí del poema, de ahí que, si nos fijamos más, vemos que la diéresis viene marcada siempre sobre la vocal [i], así Góngora, desde un punto de vista fonético, emula el grito de dolor ante el pinchazo. Esto viene reforzado gracias a la onomatopeya "ay" (v.9). De este modo, consigue resaltar la acción que acontece a la amada. Así fondo y forma quedan íntimamente correlacionados.
Todo el soneto es una metáfora sobre metáforas. Y desde una primera lectura destacamos el uso del hipérbaton. Con el uso y abuso de éste no sólo consigue la confusión sintáctica, sino que crea una confusión semántica. Mezcla el concepto de anillo, dama y poema; los iguala. 
En la primera estrofa, Góngora describe la mano de la dama utilizando la metáfora "prisión del nácar" (v. 1) que hace referencia a las ataduras a las que está sometido uno de los dedos blanquecinos de Clori. A lo largo de todo el poema, el autor asemeja la mano con materiales preciosos, los cuales son blancos y hermosos, tal y como es el color pálido de la piel femenina. Con la palabra "émulo" (v.2) se hace referencia al brillo del anillo. Esta metáfora es un cultismo, muy propio del estilo gongorino. En general, podríamo deducir una doble lectura: lo que implica la joya para la dama, y lo que representa la dama para el yo poético. Se produce un hipérbaton a lo largo del siguiente verso que justifica esta doble lectura. Nos indica el enredo del anillo en el "aprisionado" dedo de la dama; a la vez que la dama "aprisiona" al poeta. La epanadiplosis "prisión" (v.1) y "aprisionado" (v.4) cierran y marcan, al igual que un círculo, cual anillo, los dos planos fundamentales del poema.
En el siguiente cuarteto, se encuentran otros cultismos, como "apremiado" (v.5), de este modo insiste en el hecho de que el bello dedo se encuentra atrapado por el anillo. Mediante el empleo del vocativo "Clori" (v.4) nos introducimos en esta estrofa, en la que Góngora se dirige directamente a la dama. Se emplea la metáfora "vínculo dorado" (v.8), aludiendo a la sortija, para relatar no sólo la unión de la dama con el anillo, sino también la de la dama con el yo poético. 
El "mas" (v.9) del primer terceto abre paso al momento culminante del poema: el momento en el que la dama se pincha con el alfiler del anillo. Para referirse a ello, emplea "invidïoso latón breve" (v.9), metonimia que resalta el carácter no tan preciso del anillo. Hasta el momento Góngora empleaba el uso de metales preciosos para describir tanto la mano como el anillo -véase la metáfora "en los cristales de su bella mano" (v.10)-, pero ahora utiliza metales no precisos para describir la acción tan desagradable que provoca el alfiler. La antítesis "sacrílego divina sangre bebe" (v. 11), acentúa la idea del sacrilegio ocasionado por el alfiler ante la "sangre divina" de la dama, derramada a causa del pinchazo del alfiler. Quizás podríamos hablar de cierta exageración del tono amoroso, claramente inspirado por el neoplatonismo, en el que se pretende alcanzar la perfección mediante la observación de lo que es bello (la dama). Es aquí donde podríamos confirmar el tono amoroso del poema. 
En el último terceto, sigue con la visión cromática de la sangre y describe como cae ésta.  Recurre a la metáfora "claveles deshojó" (v.13), para acentuar como la sangre cae sobre la blanca "nieve" (v.13), produciendo así un claro contraste. Y para resaltar más este contraste, recurre a la alusión mitológica (Aurora) para destacar la misma idea. 
El poema, en general, es bastante artificioso y abunda la violencia del lenguaje. Relacionadas estas dos características entre sí, pueden tener relación con la época en la que vivió Góngora, pues a causa de la decadencia española se manifestó cierto malestar social y el desengaño y la desilusión fueron temas muy comunes en la época. Además de la artificiosidad, que la emplea para evadirse del mundo y alcanzar a perfección, Góngora construye una verdadera joya literaria a través de la lengua poética. El soneto acaba siendo un diamante tallado. A la par, destacamos la abundancia de cultismos ("émulo", "púrpura", "invidïoso") que otorgan a un hecho peregrino cierto tono clásico. 
Con estas pequeñas apreciaciones, hablamos de un poema culterano, ya que embellece la realidad a través de metáforas e imágenes y del uso continuado de recursos. Góngora da más importancia a la forma, porque, si nos damos cuenta, el asunto en sí es un poco trivial. La intención del poeta es impedir una lectura superficial del poema, con la finalidad de ennoblecer la lengua vulgar, casi asemejándola al latín -como buen culterano-.
En definitiva, Góngora, mediante el estilo culterano pretende ennoblecer la lengua, dando mucha importancia a la forma. Esta es la razón por la que emplea elementos latinos y mitológicos, a la vez que un uso abusivo de metáforas para referirse al asunto del pinchazo de la dama con el alfiler de un anillo. De todo esto se desprende que anillo, dama y poema acaben siendo una misma cosa: una verdadera joya.


CRISTINA LÓPEZ VILLAR    2º BACHILLERATO HUMANÍSTICO Y CIENCIAS SOCIALES





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